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Llámame Francisco

Llámame Francisco 23 de Mayo de 2017

En España recientemente se ha difundido por un canal de televisión de difusión nacional una miniserie con el título Llámame Francisco (el original se titula Francesco: Il Papa della gente, TV Netflix, 2016, 198 minutos) y es una producción argentino-italiana. Su director y guionista es Daniele Luchetti, contando con bastantes conocidos artistas argentinos.


Jorge Mario Bergoglio nació el 17 de diciembre de 1936 y terminados sus estudios secundarios, trabajó como técnico químico. Con 21 años entró en la Compañía de Jesús y siguiendo el proceso formativo inicial de los jesuitas fue profesor en los Colegios de Santa Fe y de El Salvador de Buenos Aires. En 1969 fue ordenado sacerdote y entre los años 1973 y 1979 fue Provincial de los jesuitas en Argentina donde entre otras cosas tuvo que afrontar la situación de la Universidad porteña de El Salvador. Entre 1980 y 1986 fue Rector del Colegio Máximo y de la Facultad de Filosofía y Teología, ubicados en San Miguel (Buenos Aires). Luego de un breve paso por Augsburgo (Alemania), se estableció en la Provincia argentina de Córdoba durante seis años. Llamó la atención del cardenal Quarracino, Arzobispo de Buenos Aires, y el 20 de mayo de 1992 fue consagrado como uno de sus Obispos auxiliares. El 3 de junio de 1997 fue designado Arzobispo coadjutor de Buenos Aires con derecho a sucesión, por lo que ocupó el cargo tras la muerte de Quarracino el 28 de febrero de 1998. Fue nombrado cardenal por Juan Pablo II el 21 de febrero de 2001. Tras la muerte de dicho Pontífice el 2 de abril de 2005, fue considerado como uno de los candidatos para ocupar el solio de San Pedro, cargo para el que fue elegido finalmente Joseph Ratzinger, Benedicto XVI.


La película en cuestión abarca desde su juventud durante los años de 1960, pasando por la última dictadura militar entre los años 70 y 80, hasta su nombramiento como el primer Pontífice de origen latinoamericano en 2013.


Aunque su narración es entrecortada, este retrato biográfico no cae en la hagiografía. Pero también debe señalarse que esa estructura irregular, tiene una sintaxis un poco confusa, sobre todo para los que no vivieron esos tiempos y en esos lugares, y conocieron los personajes históricos. Por ello puede dejar una sensación de sólo ser una serie de sucesos escasamente conectados, en lugar de una narración convincente.


Desconozco si son muy verídicas algunas escenas y personajes que parecen demasiado prototípicos por ejemplo de las Madres de la Plaza de Mayo, de ciertos jueces, de curas de las villas miseria, de capellanes castrenses, etc. Además, ¿Bergoglio fue tan peronista? En los personajes históricos por lo que yo viví fueron así y a Bergoglio lo muestra acertadamente como jesuita, su devoción a la advocación alemana de Nuestra Señora de Desatanudos, etc.


Como no podía obviarlo, presenta -para algunos demasiado delicadamente- la postura de los jerarcas de la Iglesia ante la dictadura en la que una Junta militar, encabezada por los comandantes de las tres Fuerzas Armadas, ocupó el poder, caracterizándose por un terrorismo de Estado, la violación de los derechos humanos, la desaparición, encarcelamiento, tortura y muerte de miles de personas (fusilamientos, vuelos de la muerte,…), la apropiación de recién nacidos y otros crímenes de lesa humanidad. Quizá intenta mediar en la controversia sobre su actuación durante ella, pero se ha sabido que Bergoglio tenía unos contactos que usó para ayudar discretamente a los opositores a huir o esconderse. Por ello se detiene bastante en el tema de las torturas, desaparecidos, etc., con escenas explícitas y que descompensan un poco el relato. Pero el affaire de los Padres jesuitas Orlando Virgilio Yorio y Francisco Jálics fue así.


El último capítulo se desdibuja un poco y los veinte minutos finales (la visita a la villa miseria y la primera bendición del verdadero Papa Francisco desde el balcón de San Pedro del Vaticano) son demasiado largos. Por otra parte, algunos personajes -si bien secundarios- el guión los pierde por el camino.


Formalmente el film está cuidado. Su puesta en escena es rigurosa, identificándose edificios, paisajes, etc. Juega bien con el tiempo narrativo, con ese cruce de pasado y presente de sabor cinematográfico tan contemporáneo, aunque quizá a algunos despiste un poco que sean dos actores diferentes el Bergoglio joven (Rodrigo de la Serna) y el de años después (Sergio Hernández); en ellos, ni en ningún otro, se recurre a capas de maquillaje para aparentar ser el personaje, sólo se busca un cierto aire parecido. Su música es ajustada, con tangos.


Hace ya un tiempo se estrenó la película Francisco, el Padre Jorge. Un biopic coproducido entre España y Argentina y basado en Francisco, vida y revolución, biografía escrita por la vaticanista Elisabetta Piqué.
A través de un conjunto de breves pinceladas de humor, de poesía, de intriga, de drama…., corría el peligro de ser un auténtico panegírico y quedarse en esas pinceladas sueltas y dispares, sin llegar a componer un cuadro completo, integrado y coherente a lo largo de sus 105 minutos de duración.


Sus primeros minutos son muy flojos. Cuando por fin se decide a relatar las cosas desde otro punto de vista, la película va enganchando, aunque en algunas ocasiones los diálogos son un poco artificiales por reproducir frases textuales del pensamiento del mismo Bergoglio cuando era Arzobispo bonaerense.


Darío Grandinetti, que a priori no recuerda mucho a Jorge Bergoglio físicamente, es creíble. Formalmente la película es digna pero sin complicaciones. También juega bien con el tiempo narrativo, con ese cruce de pasado y presente. Su puesta en escena es elegante y exprime al máximo sus posibilidades de producción, fotografiando un Buenos Aires demasiado de postal turística.


Tampoco evita mirar las lacras de nuestro presente: los pobres, el aborto, la droga, la corrupción, la explotación de inmigrantes, las tensiones internas en las elecciones papales,… No aporta novedades biográficas, siendo un poco críptica para quien no tenga toda la información y así por ejemplo nunca dice que fue Provincial de los jesuitas.


En síntesis, dos acercamientos -el primero de más fuste cinematográfico que el segundo- a la vida del Papa Francisco cuando sólo era Jorge Mario Bergoglio.
 



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