Adios a Europa

Cuando yo comenzaba mi vida de lector, todavía duraba la fama póstuma del escritor judío austriaco Stefan Zweig (1881-1942). Bastantes de sus novelas se encontraban en las colecciones baratas de bolsillo (la colección Reno, por ejemplo, con sus típicas portadas). Luego también lo vi en Argentina, quizá por su proximidad con Brasil, última etapa de su vida. Pertenecía a un repertorio de literatura internacional que había sido muy popular antes de la II Guerra Mundial y que duró quizás hasta finales de los años sesenta, agregando a la cultura española un cosmopolitismo anticuado, aunque bastante valioso, porque no había mucho más. Se leía a Zweig como a Vicki Baum, a Emil Ludwig, incluso, hasta cierto punto, a Thomas Mann. En la atrasada y aislada España duraban esos ejemplos de una cultura literaria centroeuropea dispersada y en gran parte destruida por el totalitarismo, y además barrida por la modernidad de los cincuenta y los sesenta.
La directora alemana María Schrader en su Stefan Zweig: adiós a Europa se ha atrevido a ponerle rostro y a narrar el último obligado y dolorido vagabundeo por América. No ha pretendido hacer un biopic exultante, ni manipular a los espectadores subrayando las emociones, ni centrarse en el lado heroico de este hombre, ni utilizar música para provocar la lágrima. El valor de la película es que ilustra con rigor sobre los últimos años de su vida y ayuda a comprender la desgracia de su desenlace y la atmósfera de fin del mundo que respiró hasta asfixiarse.
Maria Schrader es una buena guionista y directora, con una imaginación visual tan poderosa como su talento narrativo. La mayor parte de las películas situadas en los años treinta y cuarenta se han vuelto tan previsibles como las de aristócratas victorianos. Inventan un pasado entre relamido y aséptico, en el que hombres y mujeres vestidos de época llevan peinados con gomina y fuman mucho y resisten a los nazis sin despeinarse y se encuentran de noche por los pasillos de los grandes trenes expresos internacionales.
Pero el tiempo de este film no es ese pasado falso y manufacturado, sino algo muy parecido al presente de quienes lo vivían, con lo borroso y lo incierto de lo que sucede ahora mismo, lo impremeditado de la vida que va haciéndose de un momento a otro. El Stefan Zweig que presenta es un hombre debilitado por el doble desgaste de la celebridad y del exilio, aturdido y exasperado íntimamente por todas las obligaciones a las que lo someten sin descanso su buena educación y su sentido del deber. La bestialidad del nazismo ha desmoronado sus ideales humanistas. La realidad del exilio y de las fronteras ha vuelto irrelevantes su activismo en favor de la Europa unida y el internacionalismo civilizado.
La directora cuenta esta historia a través de episodios desconectados entre sí. Es la deprimida cotidianeidad de este hombre ejemplar, no de sus momentos estelares (conversación crucial en un congreso de escritores en Buenos Aires que sucede casi por azar en un lavabo; los cuerpos abrazados de Zweig y su esposa no llegan a verse del todo, solo se ven reflejados en la luna de un armario que se ha abierto, mientras alrededor hay murmullos de la gente; etc.). Quizá se queda corta en su contención, pues interesa lo que cuenta así como su impecable estilo narrativo, pero no hace vibrar.
Están notables y creíbles sus intérpretes y muy bien captados los ambientes que rodearon a Zweig en estos tramos finales de su vida. Pero quizá sea un poco críptica para quien no tenga más información sobre él. Además se hablan varios idiomas y por tanto hay que leer subtítulos si no se dominan.
Intuyo que esta película satisface el paladar de la crítica, aunque puede resultar fría o fatigosa para la mayoría del público.
El actualmente olvidado Stefan Zweig fue uno de los europeos más inteligentes de su tiempo, cultivado y humanista y debió de sentirse muy desconcertado y cansado en su exilio, en su desolación. No hay mejor forma de cerrar el film que dando voz al propio Zweig, citando su carta de despedida: “Ojalá mis amigos asistan al amanecer… tras esta larga noche…..Yo, demasiado impaciente, les precedo.”
« Más recientes Más antiguos »